Estamos en un mundo
competitivo y globalizado, donde la adaptabilidad al medio ambiente es una
constante, impera la necesidad de un gerente
con la capacidad de tener una mente abierta a los cambios de los escenarios futuros,
incluida la aplicabilidad y uso de la tecnología de punta, que haga más
eficiente y competitiva la organización que gerencia.
Actualmente vivimos en un mundo en
permanente cambio, en el cual lo que un día vale casi de manera inmediatamente
queda desfasado. Esto exige estar en un estado de alerta permanente, de
continua transformación, exige a la organización estar abierta al cambio, a la
adaptación. Los seres humanos por naturaleza somos resistentes a los
cambios, nos ponemos parámetros y limites; cambiar paradigmas significa
modificar la manera de hacer las cosas. No
es necesario ser artífice de las nuevas reglas para tener éxito, basta entender
el papel que cumple un grupo especial de personas que logra el desarrollo de un
nuevo concepto hasta su aplicación práctica.
Estos cambios van a
permitir abordar la gerencia y su visión integral que apunte hacia la filosofía
del mejoramiento continuo de las organizaciones mediante una gestión innovadora
al introducir la tecnología en la administración del talento humano como
herramienta idónea para potenciar la producción.
Es
importante señalar, que, actualmente, las organizaciones se mueven a pasos
agigantados debido a que el entorno organizacional ha experimentado una serie
de cambios como consecuencia de los avances surgidos por la globalización, la
tecnología, la ciencia, el desarrollo social y cultural, producido a raíz de un
conjunto de transformaciones de los viejos esquemas tradicionales,
organizacionales, estructurales y principios que están agotados dada la
crisis socio-gerencial.
Es por ello que el
gerente debe incluir la clave de introducir las tecnologías
de información y mejorar la comunicación de manera integral en cuatro
direcciones distintas: hacia abajo (ascendente) hacia arriba (interfuncional),
horizontal (de la nueva era) y diagonal (Manual, tecnológica, efectiva y
productiva). Estas cuatro direcciones establecen el marco dentro del cual se
desarrolla la comunicación en una organización y el estudio de cada una de
ellas permite al gerente apreciar mejor las barreras para una comunicación
eficaz-efectiva o productiva en la empresa y los medios como superarlos.
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